1 Marzo 2014 (Encender la Luz)

                              Hola buenos días hoy nos lleva al Señor, Sión. Que pases un feliz día.

                              CAJAS EN LA PORTERÍA

                              Ayer estuvo con nosotras un gran amigo sacerdote. Hablando con él, en un momento se me ocurrió preguntarle:

                               - ¿Qué espera Cristo de nosotros?
                              Con ese tono de voz suyo, profundo y seguro, me contestó con toda tranquilidad:
                               -Nada. No espera nada.
                               Reconozco que me dejó descolocada. Él, dándose cuenta, sonrió y continuó:
                               -Lo único que espera es que te dejes amar. ¡Cristo goza amándote! Su mayor sueño es que camines con la certeza de que eres infinitamente amada; que, como Juan, tú ambién sientas que eres “el discípulo amado".

                               Tras un buen rato charlando, finalmente se despidió y, antes de salir, me dió la llave del locutorio. Después de dejar todo colocado, fui a llevar las llaves a su sitio. Por el camino todavía seguía dándole vueltas a aquello de que Cristo solo sueña con amarnos... Ya casi en la portería, me encontré con la priora, que decidió acompañarme. Sin detenernos a dar las luces, dejamos las llaves en su sitio. Ya estábamos saliendo cuando sor Inés de pronto se volvió a mirar no sé qué. Esta vez sí que dió las luces de la portería y entonces... me quedé de piedra. En una esquina de la entrada ¡había montones de cajas de magdalenas! Y además, ¡de mis favoritas!

                                -Acaban de llegar - me comentó riendo Inés.

                                Vale, reconozco que soy muy romántica, y, bueno, también extraordinariamente golosa, pero, ante semejante declaración de amor a lo grande... ¡es imposible no derretirse!

                                Y todo porque Inés dió la luz, que, si llega a ser por mí, ¡había pasado delante de el enorme montón sin darme cuenta!

                                Hoy el reto del amor es encender la luz. ¡Cristo te ama con locura! Se pasa el día buscando mil detalles para dibujarte una sonrisa. Sin embargo, a veces pasan delante de nuestros ojos, ¡y no nos damos cuenta! Pídele a Cristo poder vivir el día sabiendo que eres el discípulo amado. De su mano, descubre todos los regalos que hoy tiene preparados para ti. Y, ¿por qué no? Te invito a que “enciendas la luz" también de los que están a tu lado: sorprende hoy a alguien con una llamada, un detalle, un gesto... ¡Que en ti brille la luz del amor de Cristo! ¡Feliz día!
 ¡VIVE DE CRISTO!

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