Ayer me fui a dar un paseo por la huerta y el silencio lo rompía el canto de los pájaros, que impresionante escucharles, se podía diferenciar unos cuantos cantos, estaban felices. Me daba cuenta que la alegría de su canto les venía de su libertad. Su sonido me evocaba el amor de Dios Padre que nos regala la mejor obra de arte: la naturaleza!
Su "diálogo" entre ellos era rítmico, bello, agradable al oído...
¡Cuánto tenemos que aprender de los pájaros para que nuestras conversaciones sean agradables a los oídos de los otros!
Jesús siempre hablaba con mucho cariño, delicadeza, ternura. Podía corregir pero siempre dando la mano.
Sus palabras siempre son las que nos fortalecen por dentro para llevar a cabo nuestra vida. Alguna vez te has planteado escuchar a Jesus? Es un gran caballero...
Hoy el amor te lleva a que con tus palabras salga un canto que relaje al que te escucha, que le tranquilicé, que se sienta que toca a Dios por medio de ese canto.
Ayer esos pajaritos me recordaban que el Señor nos ha regalado la libertad, no la hipoteques por nada ni por nadie, vive libre y cantando.
¡VIVE DE CRISTO!
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