8 Mayo 2014 (Hacer una revisión de lavadoras)

                              Hola buenos días hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

                              “¡SEÑOR, SÁLVANOS, QUE NOS AHOGAMOS!”

                              Ayer, Mientras Lety y Joane estaban en la cocina, el resto del equipo del noviciado (Israel y yo) nos fuimos a lavar. Había bastante ropa, mucha como para poner sólo dos lavadoras, pero poca como para poner tres.

                               -Bueno, pues nos arriesgamos -comentó Israel-. Cargamos la lavadora pequeña con la ropa de color, y la grande... sudamos hasta lograr meter toda la blanca. Pusimos el jabón, y nos marchamos tranquilamente a continuar con las tareas.

                               Cuando pasó el tiempo que habíamos calculado de lavado, fuimos a tender la ropa. La lavadora pequeña ya había terminado, pero la grande, seguía en el paso 2 (de 4 que son en total)

                                -¡Qué raro! -murmuró Israel- Nunca nos ha hecho algo así. Va a tardar demasiado. ¡Uy, mira! ¡Se está saliendo un poquito de agua por la puerta! ¿Avisamos a Lety?
                                -¡No te preocupes! -contesté muy convencida- Le habrá pasado alguna cosilla de nada. Vamos a dejarla, ya verás cómo tira.
                                -Pero... ¿tú crees que es normal que tenga tanta agua? -insistió ella.
                                -Bueno, nunca me he dedicado a contemplar una lavadora a lo largo de todo el proceso de lavado... Me imagino que es así.
                                -Sí, es cierto, cuando se lava a mano se usa mucho agua. ¡Será lo mismo!

                                Muy tranquilas, nos fuimos del lavadero. Pero la lavadora no tiró. No, para nada. Cuando volvimos una hora después, seguía en el mismo punto del proceso. Lo único que había cambiado era el pequeño charquito, que ahora era un magnífico lago. Por no hablar del interior de la lavadora, que no tenía nada que envidiar a una enorme pecera... Decidimos abrir de nuevo el debate sobre el uso del agua en las lavadoras:

                                -Puede que tanto agua no sea del todo normal...-
                                -Si abrimos la puerta de la lavadora...-
                                -... salimos en canoa.-
                                -Creo que hay que avisar a Lety.-
                                -Sí, parece que esto no tiene intención de arreglarse...-

                                Al final, no sólo hubo que llamar a Lety... Cuando las monjas especialistas en reparaciones arreglaron la lavadora, una se acercó y nos explicó muy delicadamente que se había taponado la salida del agua... ¡porque la ropa estaba metida a presión!

                                Hoy el reto del amor es hacer una revisión de lavadoras. Parece que estos aparatos no pueden fallar nunca: metes los trapos sucios, te vas y, al volver, los encuentras limpios. ¡Ya está! Nos vamos pensando que todo tirará bien, nos despreocupamos. Pero, ¿y si se atasca? Pues no nos damos cuenta hasta que volvemos mucho tiempo después.

                               Te invito a que hoy des la mano a Cristo y revises todas las lavadoras, la tuya y la de los demás. Puede parecer que todas están funcionando, pero pídele descubrir si hay alguna atascada por demasiados trapos sucios metidos a presión. Hoy no digas “ya se le pasará”. Acércate, pregúntale... pero tampoco intentes arreglarlo en solitario, pues no lo lograrás. El único capaz de sacar trapos sucios del corazón humano es Jesucristo. Él es el que puede desatascar todo lo que está metido a presión y lograr que se acabe el proceso de lavado. ¡Es un especialista! Hoy permanece junto a esa lavadora atascada pero deja que sea él quién actúe. ¡Feliz día!

¡VIVE DE CRISTO!

No hay comentarios:

Publicar un comentario