11 Marzo 2014 (Abrir Tu Corazón)

                                    Hola buenos días, hoy nos lleva al Señor, Israel. Que pases un feliz día.

                                    Hoy el reto del Amor es abrir tu corazón.

                                    Ayer me levanté con una sensación como de cansancio, no, mas que cansancio era como agarrotamiento; no era sueño, ni cansancio, sino dolor de músculos. Y ya el día se me hacía cuesta arriba, pero después de la Eucaristía, por fin, lo conté a Leti y a las demás del noviciado. Por fin me lancé a compartir mi pobreza con las demás, y cual fue mi sorpresa: todas estábamos igual. Nos pesaba el cuerpo, el día, la cuaresma... y es que la naturaleza empieza a arrancar llena de vida y parecía que no pegaba nada estar en plena cuaresma. Unos días preciosos, soleados, calurosos.
Total que entre todas nos pusimos en marcha para poder salir al huerto al final de la mañana y así, soltar ese agarrotamiento de brazos y piernas. ¡a mi me apetecía muchísimo, como que mi cuerpo me lo pedía!

                                   Cuando salimos nos encontrarmos un huerto que llevaba 2 años sin cultivar, te puedes imaginar como estaba. Malas hiervas por todas partes, cardos secos, todo lleno que casi no se podía acceder a él, y empezamos a trabajar. Tirábamos de las hiervas para preparar el terreno, y lo que íbamos arrancando lo lanzábamos hacia afuera, hacia las eras. Era genial, pues con poco rato ya se notaba mucho todo lo que habíamos trabajado.

                                   Y al rato nos empezamos a dar cuenta de que eso es en realidad la cuaresma. La cuaresma no nos puede pesar ni culpabilizar, no. Es un tiempo de volver sobre esos terrenos que hemos tenido abandonados. Esos terrenos de nuestro corazón que no hemos cuidado desde hace tiempo, pero no para verlos solos, desde mí mismo, sino que especialmente la cuaresma es un tiempo de estar con Él, pues es Él quien quiere adentrarse en tu huerto para arrancar todas esas malas hiervas y preparar la tierra para dar verdadero fruto.

                                   El huerto no hacia nada por sí mismo, solo se dejaba hacer. Y es que al haber tenido tanto hiervajo las raíces habían abierto la tierra, la han vuelto esponjosa, por eso era tan fácil tirar de ellas.

                                   Si tienes terrenos de tu corazón así, piensa que un corazón herido es un corazón abierto. Tu no tienes que hacer nada, solo estar con Él, parar, entregarle tu terreno y dejarte hacer, y eso es trabajar a favor de la Gracia. Él mismo se va a encargar si tu le dejas, y cada día pone en tu camino personas que te ayudan a ir entregándole metros cuadrados de terreno. Atrévete, pronto empiezas a ver frutos de su Gracia en ti.

                                   Hoy volveremos a salir y meteremos la motohazada sobre el terreno que ayer trabajamos. ¿querrás dar fruto esta Pascua?

¡VIVE DE CRISTO!

No hay comentarios:

Publicar un comentario