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Silencio... Todo es silencio en el monasterio. Los pájaros cantan, pero sus trinos suenan lejanos. Los colores de las flores parecen apagados. El ambiente es extraño. Me acerco a un Sagrario y... está vacío. ¡Realmente es el día más raro de todo el año! Sólo se escucha el silencio...
Hoy es un día para echar de menos a Cristo, para darte cuenta de que tu corazón le necesita.
Pero, ¡espera, escucha bien! ¡Escucha con toda tu alma! Respira este silencio... ¡No es el silencio de la muerte! El universo entero parece vibrar expectante, el Padre aún no ha dicho la última palabra. ¡La piedra del sepulcro a duras penas puede contener la Vida que crece en su interior!
Hoy el reto del amor es desear. Sí, desear el reencuentro con Cristo, desear y esperar al lado de María. ¡Jesús nunca nos deja solos! Hoy ella nos enseña a tener encendida la lámpara de la esperanza. En estos días has entregado a Cristo todas tus pobrezas, todas tus heridas. Jesús se ha puesto en tu lugar, ha cargado con todo lo tuyo y ha muerto por ti. Ya no está en tus manos, depende de Él. Ahora es momento de darle tiempo a Dios, dejar que obre cuando quiera, a su manera. Siéntate junto a María, desea con ella el triunfo de Cristo sobre todos tus infiernos, y confía en la palabra del Señor... «Cree y verás la gloria de Dios»
(P.D: ¡Disfruta a tope la Vigilia Pascual de esta noche! ¡Que Cristo te regale unos ojos nuevos, unos ojos de resurrección para poder reconocerle!)
¡VIVE DE CRISTO!
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