7 Abril 2014 (Entregar el 1% Libremente)

                                   Hola buenos días hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

                                   Hace unos pocos días sentía en mi cuerpo como un peso raro, algo que me dejaba como cierta zozobra que no sé si sabré explicar.

                                   Era como un miedo muy interior, un miedo que me quitaba la paz, por tanto necesitaba encontrar el descanso en Cristo. Lo que me ocurrió fue que me vino un recuerdo muy profundo de todos los años vividos antes de encontrarme con Cristo, en los que se acercaba la Pascua y yo estaba llena de ilusión y de emoción pensando que Cristo Resucitado iba a pasar por mí, que lo iba a ver en mi vida y todo iba a dar un giro... pero llegaba esa noche, y todo lo que esperaba no lo veía. Por aquel entonces, para mí, Dios (un dios allá en las alturas) parecía no querer hacer mucho por mí, no mostraba gran interés por mi vida, y le sentía lejano.

                                   Y llegué de noche a la cama con esa zozobra, y de pronto antes de acostarme cogí unos papeles que tenía encima de la mesa y comencé a leer: "tus heridas han quedado en ti; como sigues con tu tristeza, como sigues con tu depresión, como sigues con esa angustia, como sigues con esa atadura, como sigues con eso, esas heridas testifican: 'Cristo no ha resucitado'. No lo noto. No ha resucitado. ¿por qué no lo notas? Porque no se lo has entregado; porque sólo resucita aquello que se entrega a la Cruz del Señor, aquello que se entrega a Jesucristo, y lo que entregas a Jesucristo, lo ama el Padre y, amándolo, lo resucita. Esto es resucitar..."

                                    Estas palabras me devolvieron la plena confianza, la certeza de que ya he experimentado lo que es resucitar. He conocido el verdadero rostro de Cristo, una Persona que ha vivido a mi lado, a tu lado, todos los momentos de nuestra vida, amándote, sin separarse nunca de ti, queriéndote así, tal y como eras y como estabas, tal y como eres y como estás. He conocido un Cristo Resucitado, que me da la mano para vivir de verdad, y me regaló comenzar a vivir cada día con más felicidad. Este pequeño texto me devolvió la certeza de que Él siempre nos ofrece la resurrección, pero necesita de mi 1%, de que libremente se lo entregue, de que le deje hacer a Él.

                                   Supe inmeditamente que si todos esos años estuve sin sentir la resurrección era porque aun no le había entregado nada.

                                   El reto de hoy es que no tengas miedo a la resurreción. Cristo no te pide que mueras tú, al contrario, es Él quien muere por ello, sólo necesita que lo que te hace sufrir, lo que te supera, que aquello con lo que no puedes... se lo entreges, lo dejes en sus manos.

                                 ¿Te gustaría experimentarle vivo y real? ¿quieres saber lo que es la Resurrección?

¡VIVE DE CRISTO!

No hay comentarios:

Publicar un comentario