Ayer pasamos un día genial, de estos perfectos de cielo, el coro muy solemne, mucha fraternidad, una gran comida, llamadas de teléfono, mensajes... Todo apuntaba a lo perfecto e ideal. Me imagino que tú también lo pasaste bien. Pero por la tarde recibí una llamada por teléfono y note a la persona muy triste. Con la sensación de que todo se acababa, de que había puesto mucha ilusión, en la familia; en la comida, que no faltase nada; en mil detalles, pero ahora ya había pasado todo y su pregunta era: Leti, todo genial pero, ¿ahora que? Yo la conteste que la felicidad no son momentos, que no podemos vivir de momentos de felicidad. Que este Niño que nace nos trae la felicidad continua, que gracias a su encarnación es posible ser felices todos los días y, sobre todo, no sentir ese vacío tan fuerte después de una fiesta.
Hoy el día continúa y Cristo te regala un nuevo día para que vivas en plenitud, igual de feliz que ayer.
No dejes que la tristeza te arrastre, sino que tu ilusión te haga mirar por la ventana y dar gracias por el nuevo día. ¿Y HOY QUE? Pues muy sencillo: el reto es mirar el día desde el asombro, sabiendo que Cristo hoy te va ha sorprender, que camina contigo para regalarte hoy nueva felicidad y así vivirás en ti la Salvación de este Niño.
Hoy el reto es continuar la Navidad desde Cristo con el corazón puesto en Él, te aseguro que la felicidad no se acaba. Y hoy el reto es que sonrías, porque Cristo es nuestra felicidad.
¡VIVE DE CRISTO!
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