25 Enero 2014 (Cuando Todo es Humo)

                                   Hola buenos días hoy nos lleva al Señor, Sion. Que pases un feliz día.

                                   CUANDO TODO ES HUMO

                                    Ya te ha comentado Lety que volvemos a estar de nuevo paseando por los hospitales... y, sí, de nuevo vuelvo a pasar más tiempo en posición horizontal que vertical. De esta forma el Señor me está regalando solidarizarme con todas las personas que están enfermas, o que por cualquier motivo, a penas se levantan de la cama. Pero no sólo eso... Esta vez el bache nos ha pillado en pleno apogeo de actividad, jornadas, proyectos... vamos, que he vivido en primera persona lo que habitualmente se denomina “frenazo en seco de primerísima calidad"

                                    -¡Con todo lo que tenemos que hacer, Señor! Ya podías haber buscado un apaño...- refunfuño en el Oratorio del noviciado.

                                    Pero las horas van pasando, y sigo sin poder hacer nada. Los días se desvanecen sin apenas dejar rastro, como si fuesen humo. No llego a hacer nada de lo que me propongo. Todo se queda en humo...

                                    Un sacerdote me recomendó que repitiera mucho esa oración de la eucaristía que dice: “...el Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su Nombre, para nuestro bien, y el de toda su santa Iglesia"

                                    He estado dando muchas vueltas a esto, y Cristo acaba de hacérmelo entender gracias a un objeto muy pequeño que tenemos en el oratorio: el incensario.

                                    Una persona nos comentaba asombrada que, uno de los mayores gestos para alabar que tiene el ser humano es ofrecer al Señor incienso. Pero el incienso no se entrega sin más, sino que se consume en el fuego. Entonces, uno de los mayores gestos de alabanza que nos ha regalado el Señor es... ¡el humo!

                                    Hoy el reto del amor es que te conviertas en incienso. Cuando sientas que no llegas a hacer lo que te habías propuesto, cuando por cualquier motivo estés débil, sin fuerzas, o cuando, simplemente, sientas que tus días se escapan... ¡ponte sobre las ascuas encendidas del amor de Cristo! Lo único que tienes que haces es querer vivir de él, pequeño grano de incienso. Sólo estar. Y Cristo se encargará de que tu humo sea alabanza y gloria de su Nombre, para tu bien, y el de todos tus hermanos, nuestra Madre la Iglesia. ¡Así es una gozada ser humo! ¡Feliz día!

¡VIVE DE CRISTO!

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