31 Enero 2014 (Sube más Alto)

                                   Hola buenos días hoy nos lleva al Señor, Sión. Que pases un feliz día.

                                   SUBE MÁS ALTO

                                    Hacía ya unos 3 días que Nabuconodosor se había escapado. Yo ya tenía bastante asumido que teníamos un inquilino descontrolado perdido por la galería de flores. Eso si no le daba por emigrar camino de las celdas... Nadie se había quejado, pero hay que reconocer que no es un pensamiento agradable. Afortunadamente, ayer Israel entró muy sonriente en mi celda y me dijo:
                                     -Ya he encontrado tu caracol...

                                     Este caracol y yo nos conocimos cuando él ya estaba sentenciado a muerte. Le habían pillado “in fraganti" merendándose las lechugas del huerto del monasterio. Finalmente, y por misericordia del Señor, el caracol acabó en una caja en nuestra galería.

                                    Como te contaba al principio, después de un par de días desaparecido, Israel lo ha encontrado... ¡subido en un adorno! El adorno en cuestión es una ranita de plástico que en la base tiene un alambre fino y muy largo, para clavarlo en la tierra de un tiesto. Créeme, no es una cosita pequeña. Y ver a Nabuconodosor como un escalador descansando en la cima, ¡es de lo más curioso!

                                    Recordando esta imagen en la oración, he descubierto al Señor... ¡detrás del caracol!

                                    Hoy el reto del amor es imaginar el ritmo de un caracol.

                                   Todos estamos firmemente convencidos que estos animalitos son unos bichitos lentos... pero su paso es firme, seguro. Van poco a poco, sí, pero al final logran subir a cualquier sitio, por imposible que parezca. ¡Así es Cristo! A veces puede dar la sensación de que “no está haciendo nada...". Sin embargo, sólo está trabajando a su ritmo, firme, seguro. No importa lo largo y resbaladizo que sea el alambre que tienes en tu interior, o lo inmensa que es la rama que tienes después. Aunque no lo veas, Cristo va, poco a poco, escalando por tu interior, deseando coronar tu cima.

                                    Hoy en la oración, preséntale todas esas montañas de tu interior que sientes como insuperables. Déjalas en sus manos, dale tiempo y verás maravillas, porque... ¡ya las está conquistando! ¡Feliz día!

¡VIVE DE CRISTO!

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